viernes, 9 de octubre de 2009

Añoranza



No hay fuerza que más me empuje que la que reside en tu interior.
Y no hay luz que más me ilumine que la que brilla en tu corazón.

Y no es el resplandor de tu cara el que atrae mis miradas,
Sino la sonrisa de tu alma la que calma mis entrañas.

Y aun cuando te veo sin mirarte, te siento.
Y aun cuando te abrazo sin tocarte, te alcanzo.

Y aunque soy capaz de sentirte sin mirarte
y de abrazarte estando lejos,
me acerco a mi ventana y observo,
porque sería la única forma de volver a verte.

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